Ni aunque nos maten nos dejamos morir. El lema de este pequeño rincón de pensamiento tan libre como las letras. Como los dedos ruedan por tu espalda o por estas pequeñas letras negras. Intrusos del tiempo y la distancia. Síntomas de que el queroseno corre por tus venas, que no tienes intención de que las cosas cambien otra vez. De que mires atrás y vuelvas por donde has venido, de que nadie nos va a confundir. Mis dedos jugarán con tus sábanas en un mundo en el que no cabemos en estas páginas.
En fin
O en principio. Volveremos a encontrar ese intenso olor a miel. Ese lugar en las trincheras. Porque por los amigos, ya sabes, nos vamos a Vietnam, al Congo belga o donde nos digan. Y sacamos el fusil aunque no sepamos ni por qué luchamos.
Que esto no era una moda, que es una terapia de lunes por la tarde con un cubata y muchas ganas. Que llegaremos a casa con actitud de haber sido víctimas del infierno, pero levantarnos será mucho más fácil si trazamos la estrategia en la alfombra del salón.
Porque hacemos de los miercoles un viernes, y de los jueves un jodido viernes, y hacemos las terapias con jägers (ahora que ya sabemos pedirlos en las barras).
Hemos vuelto amigos.
cla.
Hoy suena: Mil razones - Luis Brea.