Un jersey y el viejo abrigo me acompañarán a descubrir un pedacito de Bratislava.
Me adentro donde el aire es más frío, árboles impidiendo que el sol llegue a tocar el suelo. Velas y flores mustias para todos. Una fecha de inicio, otra de punto y final. Unas vidas llenas de sonrisas, llenas de lágrimas. Una en especial me ha tocado dentro de verdad, dónde nunca llegaron otros. Sólo contaba con tres meses desde que nació. Sólo vio guerra, sólo vio ruido. Desde hace ahora 65 años descansa donde el silencio se interrumpe con el soplo de un viento divertido de jugar con las hojas de aquellos árboles que se preparan para el invierno.
Detrás de esta ventana que parece tintada escribo mi primera entrada en un país desconocido, con mucha gente desconocida, con palabras desconocidas que ni entiendo. Pero sigo sabiendo donde esta mi hogar. Que no es poco, que lo es todo.
Hoy suena: Who says? - John Meyer.
cla.
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