domingo, 21 de julio de 2013

Es tiempo de domingos

Me inundas, sensación de domingo, me inundas. La piel de gallina continua, la sonrisa perenne y las cartas de desamor que nunca llegamos a mandar. Y todo bien. Todo tan bien. Los lunes al sol, o al flexo, tendrán que esperar. Porque es domingo. Grande y limpio. De cabezas espesas o de neuronas empapadas de Latinas.  Los domingos simepre me hacen llegar a conclusiones inocuas, como que no estoy teniendo buena relación con los billetes nuevos de cinco euros. Que mi mente, más veloz que mis dedos, no deja de traicionarme. Que los lunes pueden esperar. Que los domingos, y más que nunca, son para disfrutar. Que una pequeña liebre es la mejor mascota que una puede tener. Qué el vacío que dejáis no se llena. Que el tiempo no se pierde, se invierte (qué quieres que te diga? es lo que nos han enseñado a los de ni-numeros ni-letras). Que se invierte bien o se invierte mal. Mejor o peor. Pero que sólo uno mismo es capaz de valorar el ROE (o lo que sea) de la inversión en tiempo.

Hablando del tiempo, ayer una Persona me ha comentado algo así como que no iba a prostituir su tiempo, que no había que prostituir el tiempo. Qué gran verdad, cuánta razón acostumbra a llevarse. Nos quejamos de la falta de tiempo de manera constante, pero no evitamos quitarnos de encima a los Señores de Gris que merodean detrás de él. Si ya lo decía la buena de Momo, acostumbrados nosotros a no hacer caso a los niños, y mira.









Robados de domingo.


Hoy suena: Nadie podrá con nosotros - Quique González. 



cla.

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